«Dad y se os dará», la trigésimo primera novela del comisario Brunetti en la que se enfrenta a un caso, un tanto peculiar, planteado por una antigua amistad, en una entristecida Venecia por la pandemia.
Elisabetta Foscarini, una antigua amiga de Brunetti de tiempos anteriores, le cuenta que su hija Flora y su marido Enrico Fenzo están ante una grave, aunque vaga amenaza y le pide ayuda. De manera particular, no oficial, el commissario con sus compañeros de siempre, comienzan la investigación. Cuando parece que no se llega a ningún resultado concreto, se vislumbra una sutil conexión con una ONG, tapadera de una modesta evasión de capitales.
En el escenario de la trama se desenvuelven como personajes principales los ya acostumbrados de la questura: la commissario Griffoni, el ispettore Vianello, y la signorina Elettra. En su caracterización, ya forjada suficientemente en entregas anteriores, se abre una nueva e interesante faceta. La singularidad y el origen de la petición de Elisabetta les obliga a preguntarse sobre su mismo quehacer como policías y su grado de integridad. Llegan a cuestionarse sobre el nivel de aceptación moral que merecen sus procedimientos y su actuación parapolicial. Además del riesgo de estar poniendo en peligro su carrera y la de sus compañeros.
El peso de su familia es menor, aunque siempre disfrutamos de la presencia de su mujer Paola como permanente contrapunto de sensatez e intuición.
Conclusión
Tiene un comienzo lento. Entretiene, sin entrar de lleno en la trama central. Mantiene a la expectativa, sin llegar al meollo, hasta bien avanzada la narración. Amplifica la importancia de los sucesos hasta hacerlos, en un momento dado, merecedores de una reunión de “paraequipo” mucho más solemne de lo que el caso requiere.
Lo más novedoso sea, quizás, el ramillete de disquisiciones sobre su ética profesional, que, sin embargo, por la amistad que lo envuelve todo, se quedan en eso, en pura elucubración, sin llegar a las consecuencias de un juicio escrupuloso. La verdad es que, si en esta cuestión Donna Leon fuese a más, quedaría descalificada gran parte del encanto de su producción.
No le falta su buena dosis de crítica social, oscilando entre los polos de amistad y venganza.
Caso muy casero y no de grandes vuelos: una ONG como instrumento para conseguir, mediante donativos, una reducción de impuestos y una modesta evasión de capitales: dad y se os dará. No acaba de entrar y cuando ya estamos dentro se va diluyendo lentamente hasta su desenlace en un correcto final.
Novela policiaca negra, pero a la que, quizás, le vendría mejor la calificación de novela gris claro.