Joven, no me cabree

Joven, no me cabree. Albert Boadella

Tiempo de lectura:

3 horas

ISBN:

9788466673211

Nº de páginas:

240

Editorial:

Ediciones B

Fecha publicación:

08/09/2022

Nuestra valoración:

4.6

Como era de esperar, Albert Boadella nos ofrece en esta obra su conocida postura de transgresor implacable y sin concesiones. Algo a lo que, en su larga trayectoria como dramaturgo y escritor, ya nos tiene habituados. Hasta en el mismo título del libro Joven, no me cabree se filtra su más recio talante de provocador agresivo. 

Un joven doctorando en Bellas Artes acude al autor en busca de información sobre el secreto que ha convertido su obra en rompedora, el relato de su éxito como fustigador social. Esto da pie a Boadella para desmontar cruelmente los estereotipos imperantes en la sociedad actual, corroborados por una mediocre y, sin embargo, muy creída intelectualidad.

Percibe al individuo carente de una primera “doma” y educado después en tópicos sin el tamiz de una oportuna crítica. Le ve alejado del valor esfuerzo y configurado en nuevos eufemismos que esconden la más adusta realidad. Identifica al joven y, por extensión, al hombre de hoy como espécimen de una generación que llama de cristal; le dice modelado en la aversión a todo sufrimiento y en ausencia de contacto con la realidad tangible. Por ello, al contemplarlo sin otro horizonte que su propia individualidad, el autor cree que necesita tocar con las manos la más palpable realidad y sufrir, aunque sólo sea un poco. Tiene que aprender a ser aprendiz, y el respeto y consideración al otro origen de esa sensibilidad que lleva a no ser inoportuno.

También se revuelve contra una sociedad que renuncia a cualquier responsabilidad propia y que todo lo deriva al papá Estado que debe resolver indefectiblemente todos sus problemas. Se vive de la inmediatez y el momento, pensando poco en los demás, sin aceptar una autoridad ordenadora.

No se escapan las artes de su más ácida crítica. Su concepto de arte -“con lo mínimo lo máximo”-hace que, con la sorna del dramaturgo, afirme que el cine no lo es. Es verdad que no le falta alguna incisiva boutade -“vender la nada a precios astronómicos”- que apunta certeramente a la situación actual. Sin embargo, no hace falta comprárselo todo, también se le pueden aplicar al autor sus propias enseñanzas. 

Conclusión

En resumidas cuentas, estamos ante un texto teatral. Concebido como un diálogo, pero no es sólo palabra, también suceden cosas. Se lee con gusto, facilidad y rapidez. La obra decanta la sabiduría exquisita de un viejo cascarrabias, pero lleno de humor. Enemigo de la corrección política, le gusta polemizar, disfruta con ello. Con frecuencia se muestra cabreado, repartiendo leña por doquier. Por ello puede no gustar a todos, pero, dentro de su aspereza didáctica, la veo muy recomendable para muchos. A mí me ha encantado.

De «Joven, no me cabree» se ha dicho:

«Este es el testamento intelectual, artístico y moral de Boadella. Una obra de amor. Porque sólo desde un afecto desbordante por el género humano, sólo desde una confianza blindada en el poder de la pedagogía y la razón, se puede escribir un libro como este». Del prólogo de CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO.

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