En el momento más álgido de la pandemia, en pleno confinamiento, después de una fiesta doméstica no permitida, Carlota regresa a su casa en Alcalá de Henares donde convive con su padre Diego Vargas y su madrastra Valentina Soares, a los que encuentra asesinados a tiros. La inspectora Manuela Mauri es la encargada de la investigación.
Sin hebra consistente de la que tirar y desenredar la madeja, y con un equipo menguado, las posibilidades de una rápida solución se ven reducidas al mínimo. Se añade, además, su momento vital que se va deteriorando, no es el más deseable: estado físico, relación de pareja, relación con hijos…, quizás rozando el tópico de mujer destrozada por la vida. Sin embargo, casi milagrosamente, cuenta con un cómodo entorno policial: buen jefe, buenos compañeros, buenos subordinados, buen equipo, buena jueza, … un cuadro, en contraste, sin apenas esquinas ni oscuros.
La novela, con notable éxito y amplitud, intenta reflejar la situación tensa y agobiante de confinamiento por el virus. Explora sus distintas variantes sociales y sicológicas, aunque esto suponga una clara incidencia en el tempo de la acción. Para redondear y completar este escenario de pandemia, se recurre a la muerte de un anciano en una residencia de mayores en Aranjuez. La inspectora Mauri logra endosar el embrollo a su antagonista la inspectora Rosario Mañas, personaje que, como contrapunto profesional, se desvanece sin que se aproveche todo su potencial dramático. La distractiva investigación de este minicaso termina enseguida con sobreseimiento y pura burocracia. Ha cumplido su propósito.
Además de la pandemia, el relato de la investigación del doble asesinato incide y reflexiona en acción sobre temas acuciantes de hoy: amistad, pareja, brecha generacional, familia, sufrimiento, … Todo bien equilibrado y ensamblado dentro del típico desarrollo policial y de los cánones del género. Pero se percibe que la trama policial no lo es todo. El elenco de conflictos en una sociedad rota desborda el caso.
La novela se apoya recogiendo el eco de la obra La forja de un rebelde de Antonio Barea, como se sugiere en el mismo título y también de la famosa novela Diez negritos de Agatha Christie. Tampoco faltan otras referencia literarias y cinematográficas que, en mi opinión, de poco sirven al exigir un nivel de erudición superior al común de los lectores.
Conclusión
Novela fácil y entretenida que invita a la reflexión, con amplio predominio de los diálogos construidos con maestría y con final previsible dentro de la lógica de los personajes.